Cortarse el pelo uno mismo es una tarea que lleva consigo un par de componentes muy importantes: entretenimiento y ahorro. Ahora bien, el interrogante inmediato está claro: ¿qué aspectos hay que tener en cuenta a la hora de comprar una máquina cortapelo? El mercado propone un ramillete muy amplio de estos aparatos, por lo que resulta crucial establecer un criterio para seleccionar el que mejor se ajuste a nuestras necesidades. A continuación, te mostramos algunos de los factores más importantes a valorar.
Las cuchillas
En primer lugar, nos encontramos con las cuchillas, uno de los elementos principales en una tarea como esta, pues de ellas va a depender el corte en cuestión. Hay que fijarse bien en la dimensión, ya que cuanto más ancha sea una cuchilla, mayor cantidad de pelo será capaz de retirar. Lo ideal es que mida en torno a los cuarenta milímetros, como podemos ver en https://www.alpel.es/cortapelos.
El material también influye. De hecho, lo más común es encontrar tres tipos bien diferenciados: cerámica, titanio y acero inoxidable. El primero de ellos es el más económico, y aunque en general se desenvuelve bien, tiene un menor aguante. El titanio es el material que tiene el precio más elevado, pero a cambio ofrece una mayor duración en el tiempo. El acero inoxidable es el más popular de los tres, tiene un buen rendimiento y su precio es asequible.
Tamaño del pelo
El rango de corte es otro de los elementos que conviene examinar. Dependiendo de cómo sea éste, así será el tamaño máximo y mínimo del pelo a los que el usuario puede optar. Si tu idea pasa por raparte la cabeza prácticamente a ras de la piel, debes saber que la mayoría de estas máquinas tan sólo son capaces de dejar pelos de un tamaño de hasta 0,4 milímetros. Conseguir un aspecto rasurado únicamente es posible a través del afeitado.
Asimismo, es conveniente saber que para realizar un rapado extremo es preciso retirarle el protector al cortapelos y ejecutarlo directamente a desde la cuchilla. Se trata de una técnica que requiere de cierta cautela, pues un mal movimiento podría originar algún corte.
Cable y batería
La fuente de alimentación de una máquina cortapelos puede ser de dos formas: a través de un cable y através de una batería. Aunque es cierto que existen modelos que combinan ambas posibilidades.
En el caso de usar cable, aumenta el número de desventajas. Un ejemplo de ello es el fastidio de estar sometido a la poca libertad de movimientos que supone estar sujeto a un cable. Además, suele ocurrir que a veces el cable se desenchufa, provocando de esta forma que el corte de pelo vaya más lento.
En cambio, con la batería se resuelven todos esos inconvenientes, permitiendo al usuario una mayor agilidad y capacidad para moverse sin estorbo. El tiempo de carga en estos casos suele oscilar entre una y quince horas, dependiendo del modelo. Y la autonomía, por lo general, tiende a llegar a la hora, aunque hay excepciones. No es recomendable una batería que se agote antes de media hora de uso.
Potencia
La potencia es uno de los factores que las marcas no suelen dejar a la vista, por eso es necesario investigar un poco para averiguar ese dato. Una máquina cortapelos optimizada es aquella que posee una potencia unas 4000 o 5000 revoluciones por minuto, ya que esto va a facilitar mucho la tarea. Ahora bien, adquirir uno de estos aparatos con una potencia superior puede llevar aparejados algunos inconvenientes, como pueden ser el ruido excesivo o una vibración que dificulte el corte. Sin duda, hay que saber bien lo que se quiere.
Usabilidad
Finalmente, es imprescindible analizar la usabilidad del cortapelos, pues de ello va a depender que nos sintamos cómodos en una situación como esta. Así, es vital tener en cuenta el peso (que sea ligero), el tamaño (no demasiado grande para mejorar la precisión) y el agarre (preferiblemente antideslizante).
