Todos los niños atraviesan un proceso de crecimiento y desarrollo físico en su camino hacia la madurez.
No obstante, existen diversas circunstancias que pueden dar lugar a lo que conocemos como «crecimiento lento», referente a la desaceleración significativa del crecimiento y desarrollo físico de un niño en comparación con las tasas de crecimiento típicas para su grupo de edad.
La lista de causas puede ser muy variada, desde factores genéticos, una nutrición inadecuada y deficiencias hormonales, hasta condiciones médicas muy específicas. En cualquier caso, corresponde realizar un chequeo periódico con médicos pediatras endocrinólogos que puedan evaluar correctamente el crecimiento de los pequeños.
Estatura baja y retrasos en el crecimiento
A simple vista, se considera que un niño posee una estatura baja respecto a otros niños de la misma edad y sexo. Existen promedios de estatura organizados en una tabla de crecimiento, utilizados por los especialistas para comparar la estatura y peso de un niño con respecto a la de otros niños de edad y sexo similar.
Cuando el retraso en el crecimiento es notable, podría tratarse de enanismo, un trastorno del crecimiento donde la estatura es significativamente menor al promedio.
Por supuesto, la baja estatura no implica que el niño esté padeciendo alguno de los tipos de enanismo que existen, ni que algo esté mal con su salud o el proceso de desarrollo. Solo un pediatra endocrinólogo tiene la posibilidad de verificar las causas del retraso en el crecimiento.
¿Qué provoca un crecimiento lento o una baja estatura?
El retraso en la pubertad ocurre bastante a menudo. En este proceso, la genética y otros factores tienen mucha influencia, siendo las causas principales las siguientes.
Enfermedad crónica
Ciertas enfermedades crónicas como la fibrosis quística, la enfermedad de Crohn y la enfermedad renal crónica, pueden llegar a interferir en el crecimiento normal de los niños. Esto ocurre debido a que estas afecciones pueden afectar a la absorción de nutrientes y aumentar las necesidades calóricas, lo cual obstaculiza el crecimiento.
Trastornos endocrinos
De igual modo, trastornos endocrinos como el hipotiroidismo, la deficiencia de hormona de crecimiento o la diabetes, pueden llegar a tener un impacto significativo en el crecimiento de los niños. En estos casos, el tratamiento suele implicar la administración de hormonas o medicamentos específicos para corregir el desequilibrio hormonal.
Salud emocional
Situaciones como el estrés crónico, la ansiedad o la depresión pueden afectar el apetito y la calidad del sueño pueden influir sobre el crecimiento. Ofrecer apoyo psicológico y emocional, así como la identificación y el manejo de factores estresantes, son acciones importantes para abordar este aspecto del crecimiento lento.
Infección
Padecer infecciones graves y prolongadas, especialmente si se acompañan de fiebre alta y pérdida de apetito, pueden interferir con el crecimiento de un niño. Esto se debe a que el cuerpo utiliza más energía para combatir la infección y puede disminuir la disponibilidad de nutrientes para el crecimiento.
Desnutrición
Finalmente, la falta de nutrientes esenciales como proteínas, vitaminas y minerales puede obstaculizar el desarrollo físico. Esto puede deberse a una dieta inadecuada, carente de los nutrientes esenciales o una mala absorción. La suplementación nutricional sería una vía para corregir casos graves de desnutrición que puedan alterar el crecimiento normal.