La contaminación atmosférica aumenta el riesgo de padecer patologías respiratorias agudas y crónicas. Según se ha podido saber, el número de personas fallecidas en todo el mundo a consecuencia de la contaminación asciende casi a un millón y medio al año. La mitad de estos fallecimientos tienen lugar en países en desarrollo. Los habitantes de las grandes urbes, donde se registran altos niveles de contaminación, padecen más enfermedades de origen cardíaco que las personas que viven en otras zonas más alejadas de estas áreas. Asimismo, además del sol, la contaminación es una auténtica amenaza para la piel. Los agentes contaminantes producen efectos tales como la hiperpigmentación, síndromes de envejecimiento prematuro o el debilitamiento de la protección cutánea.
¿Qué relación existe entre la contaminación y el estado de la piel?
La polución es el fruto de las emisiones de gases con efecto invernadero. Este hecho supone una seria amenaza tanto para el medio ambiente como para la población mundial. De este modo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha comunicado que puede ocasionar diversos problemas patológicos, además de afectar gravemente nuestra piel. Un reciente estudio internacional ha dictaminado que la polución puede ser responsable de provocar manchas de tonalidades oscuras en la dermis.
A través de este estudio, en el que participaron ocho entidades internacionales, se analizaron la acción que ejerce la contaminación del aire vinculado con el tráfico rodado sobre la piel. De este modo, los expertos determinaron que existe una estrecha relación entre la suciedad ambiental y el brote de lentigos (pequeñas manchas de tonalidad oscura que salen en la dermis). Asimismo, desde la Academia Española de Dermatología y Venerología se considera que el vínculo entre las patologías de la piel y la contaminación es un tema muy poco desarrollado.
¿Cómo se puede luchar contra la contaminación atmosférica?
Tal y como revela el último informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente, el 98% de la población europea vive en sitios que sobrepasan los límites de contaminación. Este gravísimo problema lo debemos abordar entre todos los ciudadanos. Se hace imprescindible cambiar diversos hábitos poco saludables con el medio ambiente. Este hecho se refleja principalmente en el uso excesivo de vehículos a motor con emisiones de gases efecto invernadero.
La utilización de vehículos ecológicos, como la bicicleta, debería convertirse en una tendencia habitual en las grandes urbes. Diversas capitales internacionales disponen de carriles-bici y zonas concretas para circular. Igualmente, disminuir el consumo de energía en los hogares supondría a su vez una disminución en la emisión de CO2 a la atmósfera. Otra posibilidad es el uso de energías renovables, así como realizar compras inteligentes: adquirir sólo artículos amigables con el medio ambiente.
